Durante la sublevación de los indios Tarahumaras en el año de 1652, encabezada por Gabriel Teporaca se destruyó la Villa de Aguilar, y se atacaron una gran cantidad de misiones religiosas. Lo anterior trajo como consecuencia que los Españoles contraatacaran y a su vez causaran la destrucción total de muchos pueblos indígenas y persiguieran a Teporaca hasta encontrarlo y ejecutarlo, al colgarlo de un árbol en las afueras de lo que hoy es Tomochi. Los Tarahumaras que lograron sobrevivir se adentraron a la sierra, para de esa manera no ser aprehendidos.
En lo que hoy es el municipio de Bocoyna, había una comunidad de Tarahumaras asentados en Situriachi, el Jefe de dicho poblado se enteró que una partida militar de españoles se dirigía a ese lugar. Ante ello ordenó que los miembros de su tribu se fueran a las barrancas llevándose a las mujeres y niños. El como líder del grupo decidió quedarse y ver que sucedía. Los españoles llegaron y destruyeron destruyeron todo el pueblo, sus centros ceremoniales y no encontraron a nadie, por mas que buscaron. El Jefe indio se encontraba en lo alto de una montaña y pudo ver todo. Pidió a su Dios Candameña que no lo encontraran, por lo que fue convertido en piedra y de ese modo no pudo ser localizado por los invasores. Desde entonces su cabeza aún permanece en el lugar. Cuenta la leyenda, que continúa observando lo que sucede, y cuando crea conveniente avisará a los miembros de su tribu que se encuentran esparcidos en la barranca, para que de nueva cuenta se asienten en Situriachi y formen un pueblo fuerte y trabajador.